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Al santísimo sacramento

(Del poeta español Pedro Espinosa (1578-1650))
Guardan a un señor preso con preceptos
rigurosas los guardas diligentes;
mas en el pan le esconden los parientes
un papel y le avisan los secretos.

Tal guardan los sentidos indiscretos,
examinando cosas diferentes;
mas, escondido Dios en acidentes,
avisa al alma presa sus conceptos.

Bien que a Cristo no vemos ni sentimos,
mas la fe certifica con su sello
que en Pan se pasa al alma por la boca.

Creer manda otras cosas que no vemos,
y aquí creer nos mandó contra aquello
que ven los ojos y la lengua toca.

Soneto a la ascensión del señor

(Del poeta español Pedro Espinosa (1578-1650))
Jesús, mi amor, que en una nube de oro, 
engendrada del llanto de tu ausencia, 
al Cielo te trasladas en presencia 
del, si alegre, dichoso, santo coro, 

mi corazón se va tras su tesoro; 
tras Ti se va con alta diligencia, 
y yo te sigo en dulce competencia, 
con cudiciosa vista y triste lloro. 

¿Cómo oirás, oh mi bien, el llanto mío, 
si vas adonde nunca entró la pena? 
¡Bien que en tus manos llevas mi memoria! 

Lejos yo, cual mis ojos, hechos río, 
el fuego templan que en mi pecho suena, 
templaré mis querellas con tu gloria.

Soneto a la Virgen nuestra Señora, caminando a Egipto

(Del poeta español Pedro Espinosa (1578-1650))
Mira desde una laja de la roca 
el águila ondear el fuego claro; 
y el nido con piadoso desamparo 
deja, sus hijos salva, el cielo toca. 

También do el sol se ignora, en tierra poca 
hunde el tesoro el mal seguro avaro, 
que teme de la cueva, aunque es su amparo, 
no suenen sus secretos en su boca. 

Así guardas el Hijo y el tesoro, 
Ave María, Virgen cudiciosa, 
con presta mano y peregrina planta. 

Así del dulce nido, así del oro 
te obliga, oh sabiamente recelosa, 
piedad divina y avaricia santa.