(2a Corintios 4,17: Nuestra angustia, que es leve y pasajera, nos prepara una gloria eterna, que supera toda medida)
Señor, ¡agresivo día!
por el angustiante trajín
que parece canción sin fin
con horrible melodía;
no es que aspire sinfonía
suave para la jornada,
pero esto es tamborada
por el golpe que sacude;
¡qué tu Espíritu me ayude,
a esquivar esta estocada!
Amén.
Amén.