Silencio en el alma

(Del Diario de santa Faustina)
La lengua es un órgano pequeño, pero hace cosas grandes.
Una religiosa que no es callada, nunca llegará a la santidad, es decir, no será santa.
No se haga ilusiones; a no ser que el Espíritu de Dios hable por ella, en tal caso no debe callar.
Pero para poder oír la voz de Dios, hay que tener la serenidad en el alma y observar el silencio,
no un silencio triste, sino un silencio en el alma, es decir, el recogimiento en Dios.
Se pueden decir muchas cosas sin interrumpir el silencio y, al contrario,
se puede hablar poco y romper continuamente el silencio.
Oh, qué daños irreparables causa no guardar el silencio.
Se hace muchos daños al prójimo,
pero sobre todo a su propia alma.