El Belén de mi interior

(Lucas 2,12: Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre)
No tiene adorno de orfebre
ni caoba centenaria;
¡oh qué cama tan precaria
de paja sin peldefebre!;
muy indigno este pesebre
para Cristo redentor.
Pero El viene por amor
asumiendo mi pobreza
y trayendo su riqueza
al Belén de mi interior;

y aunque dentro estaba a obscuras,
ya su luz me trae la paz,
y, decir, me hace capaz:
¡gloria a Dios en las alturas!