Tienes pena del sufrido

(Marcos 1,1: Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada)
Tienes pena del sufrido
y sus penas calmarás
pues te afligen a ti mismo:
todos, vienes a sanar.

A nosotros has venido,
impedir, nadie podrá,
que te acerques como amigo
y tu bondad vengas a dar.

Para otros soy tullido,
un deforme y nada más
que, visto como mendigo,
me han querido despreciar;

para ti: de Dios, otro hijo,
a quien Tú pides amar
como un hermano querido
que necesitado está.

Amén.