(Marcos 3,9: Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara)
La multitud dice
que en la barca, ahora,
el Señor bendice
todos con cada ola.
Desde allá repite
su voz salvadora,
a todo el que mire
cuando llegan olas.
Si es salud que pide
y unción sanadora,
Jesucristo emite
una y otra ola.
Y si el malo oprime,
la acción redentora
a salvarnos viene,
del Señor, en una ola.
Amén.
Amén.