Te alegres, María

(Lucas 1,28: El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo»)
Te alegres, María...
repito y repito,
sea alto o bajito,
en bella armonía;

le digo a María
el saludo aquel
del Ángel Gabriel,
dicho en sinfonía.

Una y otra cuenta,
misterio tras otro;
no hay que ir como un potro:
¡qué el rezo se sienta!

Te alegres, María...,
en bella armonía.

Amén.