¡Alegre alegría!

(Filipenses 4,4: Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense)
¡Alegre alegría!
Y no es redundancia,
más bien la abundancia
que encuentro este día.

¡Alegre está el cielo!
con un sol radiante
un ave cantante
me invita a su vuelo;

nubes blanco yeso
que forman camadas
traen carcajadas
de un trueno travieso;

se alegra la tierra
siendo humedecida;
y al ser bendecida
gozo desencierra;

con su risotada
el asno rebuzna;
nada le espeluzna,
ni carga pesada.

Mi alegre Señor,
tu alegría acojo,
se va todo enojo
y el mundo es mejor.

Amén.