No me has de intimidar

(Juan 11,25: Jesús le dijo: Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá)
No me has de intimidar, muerte;
a Jesús no lo venciste;
si tu existencia persiste
como inexorable suerte
tan sólo es para que alerte;
cesa, pues, de amenazar;
en mí, no habrás de triunfar;
aunque esta vida es finita,
con Cristo ya tengo cita
y oferta: resucitar.

Amén.