(Sermón de san Agustín, obispo)
¿Qué es la Iglesia? El Cuerpo de Cristo. Añádele la cabeza y tendrás un hombre completo. Cabeza y cuerpo forman un solo hombre.
¿Quién es la cabeza? Aquel que nació de la Virgen María, que asumió una carne mortal sin pecado, que fue abofeteado, flagelado, despreciado y crucificado por los judíos, que fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación. El es la cabeza de la Iglesia, él es el pan que procede de aquella tierra.
Y, ¿cuál es su cuerpo? Su esposa, esto es, la Iglesia. Serán los dos una sola carne. Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. Así se expresó también el Señor en el evangelio, cuando dijo hablando del varón y de la mujer: De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Quiso por tanto que fuesen un solo hombre Dios-Cristo y la Iglesia. Allí está la cabeza, aquí los miembros. No quiso resucitar con los miembros, sino antes que ellos, para motivar la esperanza de los miembros. Y si la cabeza quiso morir, fue para ser el primero en resucitar, el primero en subir a los cielos, de modo que los demás miembros depositaran la esperanza en su Cabeza, y aguardaran el cumplimiento en sí mismos de lo que previamente se había realizado en su cabeza.
¿Qué necesidad tenía Cristo de morir, él la Palabra de Dios, por la que se hizo todo y de la que se ha escrito: En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo ? Y, sin embargo, fue crucificado, fue escarnecido, herido por la lanza, sepultado. Por medio de la Palabra se hizo todo.
Pero como se dignó ser la cabeza de la Iglesia, ésta podría haber desesperado de la propia resurrección, de no haber asistido a la resurrección de su cabeza. Fue visto primero por las mujeres, quienes se lo anunciaron a los hombres. Fueron las mujeres las primeras en ver al Señor resucitado, y el evangelio fue anunciado por las mujeres a los futuros apóstoles y evangelistas, y por mediación de las mujeres les fue anunciado Cristo. La palabra evangelio significa buena noticia. Los que dominan el griego, saben qué quiere decir evangelio. Así pues, evangelio equivale a buena noticia. ¿Qué mejor noticia podemos dar que ésta: que ha resucitado nuestro Salvador?