(Juan 2,3: Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino»)
Maestresala mande vino,
pero diga al camarero
que yo lo quiero del bueno,
de aquel último servido.
Me dijeron que fue un hijo,
un rabino nazareno
que ante, de su madre, el ruego,
del agua lo ha convertido;
todo el que no está bebido
prefiere de ese que es nuevo.
Iré tras este maestro,
desde ahora mismo lo sigo
y ya veré qué consigo;
seguro en algún tiempo
convertirá con un gesto
el vino en algo divino.