1. Lectura
a) Texto del día
Lucas 10,38-42: En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo:
Lucas 10,38-42: En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo:
Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.Le respondió el Señor:
Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.
b) Contexto histórico y cultural
En este pasaje de hoy, luego de la exitosa jornada misionera de los setenta y dos discípulos, Jesús sigue en su continuo caminar con una parada aleccionadora para todos: el activismo puede cansar, e incluso no dar resultados, si no va acompañado del descanso contemplativo en el Señor.
2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)
A tus pies
Señor, aquí estoy a tus pies;
que no me pretendan quitar,
pues yo no me habré de alejar;
cercano, yo quiero que estés.
Tu presencia aprovecharé;
es momento de contemplar,
aun sin palabras has de hablar
que mirándote escucharé.
Tareas importantes que hacer
eternamente las habrá;
esa faena luego vendrá,
primero me llena tu ser.
Amén.
Señor, aquí estoy a tus pies;
que no me pretendan quitar,
pues yo no me habré de alejar;
cercano, yo quiero que estés.
Tu presencia aprovecharé;
es momento de contemplar,
aun sin palabras has de hablar
que mirándote escucharé.
Tareas importantes que hacer
eternamente las habrá;
esa faena luego vendrá,
primero me llena tu ser.
Amén.
3. Oración
De tu presencia
De tu presencia he disfrutado,
Señor; espiritual momento
en que tan cercano te siento;
ahora que ya te he contemplado,
del Espíritu que me has dado,
a la acción me impulse, su viento,
y que, usándome de instrumento,
sea hecho el trabajo asignado.
Amén.
De tu presencia he disfrutado,
Señor; espiritual momento
en que tan cercano te siento;
ahora que ya te he contemplado,
del Espíritu que me has dado,
a la acción me impulse, su viento,
y que, usándome de instrumento,
sea hecho el trabajo asignado.
Amén.
4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).
5. Acción
A contemplar a Jesús
y llenarme de su Palabra
estoy invitado en este día.
¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!
Amén.
y llenarme de su Palabra
estoy invitado en este día.
¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!
Amén.