Por favor, que no se apaguen las estrellas

(Mateo 2,2: y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo»)
Por favor, que no apaguen las estrellas
porque una de ellas al Señor nos lleva.
Vengan, vamos y sigamos hoy la luz
que nos ilumina la ruta a Jesús.

Ha nacido el Rey, busquemos donde está;
han dicho que sería en Belén de Judá;
allí guió la luz, pero no lo hayamos,
en la aldea, palacio no encontramos.

Aunque ese lucero sigue encendido
su armonioso andar ya se ha detenido;
cerca ha de ser, aunque casas no vemos,
tan sólo ese portal, vengan y entremos.

Yacía el niño, sobre heno tendido;
la grandeza, por su madre atendido.
Es el niño Dios y ya lo encontramos
y ante Él, postrados, dones le entregamos.

Errados buscamos lujo del suelo;
sólo el corazón ve la luz del cielo;
para que todos lleguen a esta cueva,
por favor, que no apaguen esa estrella.