(Mateo 4,17: A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca»)
Actuando estás, Salvador,
pasado el tiempo de infancia:
las sombras hacen distancia;
¡venga tu Reino, Señor!;
pues las tinieblas de horror,
que a tantos esclavos atan,
ven que tu luz las delatan;
¡venga tu Reino, Señor!
Nuestro, te aflige el dolor,
pasado el tiempo de infancia:
las sombras hacen distancia;
¡venga tu Reino, Señor!;
pues las tinieblas de horror,
que a tantos esclavos atan,
ven que tu luz las delatan;
¡venga tu Reino, Señor!
Nuestro, te aflige el dolor,
al que hay tanta indiferencia:
el tiempo es de tu clemencia;
¡venga tu Reino, Señor!
Tu Reino ya da su olor
y requiere conversión:
es tiempo de redención;
¡venga tu Reino, Señor!
Como colaborador,
quieres que te siga atento:
es tiempo del seguimiento;
¡venga tu Reino, Señor!
Amén.
Amén.