Lectura orante del Evangelio del Domingo (Ciclo C) de la Semana 3 de Adviento: Lucas 3,10-18


Que tu Espíritu me auxilie

Que tu Espíritu me auxilie,
Señor, al orar tu Palabra,
para que mi mente se abra
y mi corazón se ablande;
que el llamado que me haces
lo responda sin tardanza,
con toda confianza,
porque el premio es bien grande.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 3,10-18: En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «Pues ¿qué debemos hacer?». Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo». Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado». Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada».

Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga». Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.

b) Contexto histórico y cultural

Ante la inminente llegada del Señor, anunciada por Juan Bautista en su predicación llamando a la conversión, la gente le preguntaba qué hacer; su respuesta: arrepentimiento, conversión y practicar el bien.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Hay que practicar justicia

Hay que practicar justicia
en este tiempo de espera
en que nuevamente llega
quien con fuego nos bautiza.
No hay lugar para codicia
ni para actuar como fiera;
mejor que dejemos fuera
todo lo que sea malicia,
pues sólo nos beneficia
llevar una vida austera
y que de bondad sea plena
para entrar en la que inicia.

3. Oración

Señor que has de venir

Señor que has de venir,
que la espera no me canse,
ni me haga desesperarme,
porque tarde en ocurrir;
ayúdame a insistir
y por siempre esperarte.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A actuar con justicia,
practicando el bien,
y a esperar confiadamente al Señor que viene,
se me invita en este día;
esa es mi acción, con la ayuda de Dios.
Amén.