En este segundo adviento

(Mateo 11,16-17: ¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros: «¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!»)
En este segundo adviento,
que mucho más es que asomo,
tibieza no haya en nosotros
tampoco, a Dios, desapego.
Pues ya ocurrió en otros tiempos
que el Hijo del que hizo el cosmos
nos vino en misión de apoyo
pero no lo recibieron;
cuando nos hablan de aquellos
no estemos pensando en gnomos
pues muy similares somos
actuando al igual que ellos:
sin alegría ni lamentos,
no hay bailes, tampoco lloros
ni en silencio ni sonoros,
apenas se mueve el viento.
Que ante este inminente evento,
a unanimidad, en coro:
¡no tardes, Señor, ven pronto!,
digamos con sentimiento.

Amén.