Inocentes

(Mateo 2,18: En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen)
Cada uno era inocente,
niños de temprana edad,
que en redada de maldad
de un malvado inclemente
que por un miedo latente
de perder una heredad
asesina con crueldad
a unos seres incipientes.
Esa sangre ya presiente
otra, de divinidad;
ésta, cerca a Navidad,
la otra será concluyente
para salvar a la gente:
de Dios, será gratuidad.