(Juan 20,8: Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó)
Anuncia como puedas,
de Dios, la Buena Nueva,
pues cuando a Cristo eleva
su Espíritu se queda.
Ve sal y vete fuera,
de voz o con las letras,
que mucha gente espera
salir de las tinieblas.
Jesús será tu fuerza,
su Espíritu en las venas,
comienza ya y enseña
que el Evangelio llega.