Religión

(Del poeta, dramaturgo, periodista y traductor español José Plácido Sansón (1815-1875))
Astro de la mañana, 
perla del firmamento, 
¡oh religión cristiana! 
acoge el sentimiento 
que de mi pecho mana. 

Eres miel que a raudales 
de la divina fuente 
se desliza riente; 
bálsamo de los males, 
amparo del doliente. 

Eres mirra o incienso 
que en vaporosa nube 
de Dios al trono sube; 
foco de amor intenso, 
suspiro de un querube. 

Sublime melodía 
de tus labios exhalas 
cuando amanece el día, 
que de un ángel en alas 
baja a la tierra impía. 

Es tu aliento un aroma, 
flor hermosa tu faz; 
por Nazaret asoma 
tu luz que baña a Roma 
como una luz de paz. 

Y Roma la refleja 
en el extenso mundo, 
y cuanto más se aleja 
mayores huellas deja 
resplandor tan fecundo! 

Del Jordán la corriente 
con el rayo primero 
rieló de tu oriente: 
¡sonda del marinero, 
madre del indigente! 

La caridad, tu hechura, 
a tu voz descendió 
desde la azul altura, 
y un río de dulzura 
sobre el mortal vertió. 

¡Tú la sed al sediento, 
divina lluvia, apagas! 
¡Tú, maná del hambriento, 
hasta el último aliento 
curas sus hondas llagas! 

Si el huérfano a ti eleva 
su frente de dolor 
en la terrible prueba, 
tu labio al triste lleva 
el ósculo de amor. 

Todos a ti levantan 
en este valle oscuro 
sus preces, y te cantan 
como puerto seguro 
sobre el mar, do adelantan. 

El reo, ya esperando 
su postrimera hora, 
¡oh religión! te implora; 
y tu destello blando 
sus oraciones dora. 

Te implora el que perdiera 
las prendas del cariño; 
te implora el tierno niño; 
el que galas vistiera, 
y el que modesto aliño. 

Acoge el sentimiento 
que de mi pecho mana, 
¡oh religión cristiana! 
¡Perla del firmamento, 
astro de la mañana!