Lectura orante del Evangelio del Miércoles de la Semana 26 del Tiempo Ordinario: Lucas 9,57-62


Al orar con tu Palabra, pedimos, Señor, que tu Espíritu Santo nos conduzca en este tiempo de intimidad contigo, clarificando nuestras mentes para que podamos entender, y ablandando nuestros corazones para acoger lo que Tú has querido expresarnos en este día con tu Santo Evangelio. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 9,57-62: En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

b) Contexto histórico y cultural

El seguimiento es el tema del pasaje de hoy, donde aparece uno que quiere seguir y otro que es invitado a seguir a Jesús; el estilo de vida del maestro es un componente importante de la enseñanza que se imparte, también lo es la determinación.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Como suave aroma

Como suave aroma
casi imperceptible,
anhelo sentirte
cuando tu te asomas.

Aun no seas audible,
ni estés en la loma,
pueda percibirte
cuando tu retornas;

no sólo decirte
que algo se desploma,
más bien: ¡llegó la hora
para, a Ti, seguirte!

Amén.

3. Oración

Seguirte adondequiera

Seguirte adondequiera
sin nada que lo impida,
tu estilo a mi me invita
sin pedirlo siquiera.

Yo admiro la pobreza
de tu forma de vida,
opuesta a la extendida
codicia por riquezas.

Te pido como ayuda
en este seguimiento,
Señor, un rompimiento
de tantas ataduras.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Al seguimiento a Jesús se me invita hoy;
con sus riesgos actuales,
para alcanzar la promesa futura.
¡Te sigo desde hoy, con nuevo ánimo, Señor!
Amén.