1. Lectura
a) Texto del día
Lucas 9,46-50: En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor».
Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros».
Lucas 9,46-50: En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor».
Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros».
b) Contexto histórico y cultural
Jesús utiliza la comparación con un niño, que nada pretende y poco es tenido en cuenta, para ilustrar a sus discípulos, que después de varias enseñanzas catequéticas acerca de la cruz y la relación con su mesianismo, han seguido sin entender; hasta el punto de que la preocupación que muestran en la conversación que sostienen entre ellos versa acerca de la importancia del lugar que ocupan.
2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)
Tan importante como un niño
Tan importante como un niño
que poco aspira y no se nota,
que nada tiene y poco importa,
el que por nadie es distinguido,
que no pretende vedetismo
ni ser el centro que alborota;
así es aquel que no acogota,
ni pretende perfecto aliño,
de pecado, es como lampiño,
trata bien a su compatriota,
al extranjero no lo explota
y expresa a todos su cariño.
Ese es un infante para Cristo,
humildad es lo que de él brota;
Dios le librará de la derrota
y al Padre verán sus ojitos.
Amén.
que poco aspira y no se nota,
que nada tiene y poco importa,
el que por nadie es distinguido,
que no pretende vedetismo
ni ser el centro que alborota;
así es aquel que no acogota,
ni pretende perfecto aliño,
de pecado, es como lampiño,
trata bien a su compatriota,
al extranjero no lo explota
y expresa a todos su cariño.
Ese es un infante para Cristo,
humildad es lo que de él brota;
Dios le librará de la derrota
y al Padre verán sus ojitos.
Amén.
3. Oración
Sencillez y humildad te pido
Sencillez y humildad te pido,
que no pretenda ser el primero
ni apocar a mis compañeros;
que yo sea el último del nido
y que sirva a los que conmigo
también han nacido de nuevo.
Amén.
que no pretenda ser el primero
ni apocar a mis compañeros;
que yo sea el último del nido
y que sirva a los que conmigo
también han nacido de nuevo.
Amén.
4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).
5. Acción
Al servicio estoy llamado en este día;
a no pretender brillar yo,
sino que brilles tú, Señor;
y a todos servir.
Amén.
a no pretender brillar yo,
sino que brilles tú, Señor;
y a todos servir.
Amén.