Lectura orante del Evangelio del Miércoles de la Semana 3 de Adviento: Lucas 7,19-23


Que tu Santo Espíritu nos guíe en la lectura y oración de tu Palabra en este día, Señor, y que podamos convertir en vida lo que hayamos leído y orado. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 7,19-23: En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?». Llegando donde Él aquellos hombres, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ‘¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?’». En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. Y les respondió: «Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!».

b) Contexto histórico y cultural

Juan el Bautista se encuentra en la cárcel, y aunque ha anunciado la llegada del Mesías, sobre quien se posó el Espíritu Santo en forma de paloma cuando era bautizado por él, encuentra que se hace larga la espera de lo que en su labor profética presentía y proclamaba como inminente. Es entonces que envía a dos de sus discípulos a preguntarle a Jesús lo que hemos leído en el texto de hoy. Jesús le responde mas que con palabras, con hechos mesiánicos: haciendo a los ciegos ver, los cojos andar, los muertos resucitar, y con el anuncio del Evangelio a los pobres.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

No espero a otro

Yo soy el ciego, también el cojo,
leproso y sordo, que, medio muerto
por ser pobre, es tenido al menos
y tratado como defectuoso.

Todo eso he sido y más, y hasta es poco,
ya que no mencioné cuánto peco;
pero con la gracia de este tiempo,
a lo que ofreces, Señor, me acojo.

Es sólo a ti, pues no espero a otro;
más nadie puede dar el consuelo
de Dios, amor que baja del Cielo;
yo quiero estar entre tus dichosos.

Amén.

3. Oración

Dame la dicha, Señor,
de contarme entre los tuyos,
de los que en ti creen y te siguen,
y que tú llamas dichosos.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Proclamar a Jesús
como Señor, Salvador y Mesías de mi vida,
en todo momento,
es mi compromiso a partir de hoy.
Amén.