El Cántico de las Criaturas

(El famoso cántico franciscano, en versión del poeta español León Felipe (1884-1968))
Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, 
tuyas son la alabanza, la gloria y el honor; 
tan sólo tú eres digno de toda bendición, 
y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.

Loado seas por toda criatura, mi Señor, 
y en especial loado por el hermano sol, 
que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, 
y lleva por los cielos noticia de su autor.

Y por la hermana luna, de blanca luz menor, 
y las estrellas claras, que tu poder creó, 
tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son, 
y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!

Y por la hermana agua, preciosa en su candor, 
que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor! 
Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol, 
y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado mi Señor!

Y por la hermana tierra, que es toda bendición, 
la hermana madre tierra, que da en toda ocasión 
las hierbas y los frutos y flores de color, 
y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!

Y por los que perdonan y aguantan por tu amor 
los males corporales y la tribulación:
¡felices los que sufren en paz con el dolor, 
porque les llega el tiempo de la consolación!

Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor! 
Ningún viviente escapa de su persecución;
¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!

¡No probarán la muerte de la condenación! 
Servidle con ternura y humilde corazón. 
Agradeced sus dones, cantad su creación. 
Las criaturas todas, load a mi Señor.