Laudes del Domingo de la Semana I del Salterio, en el Tiempo Ordinario


V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Invitatorio:

Antífona: Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Salmo 94

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso”».

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Himno:

Es domingo; una luz nueva
resucita la mañana
con su mirada inocente,
llena de gozo y de gracia.

Es domingo; la alegría
del mensaje de la Pascua
es la noticia que llega
siempre y que nunca se gasta.

Es domingo; la pureza
no sólo la tierra baña,
que ha penetrado en la vida
por las ventanas del alma.

Es domingo; la presencia
de Cristo llena la casa:
la Iglesia, misterio y fiesta,
por él y en él convocada.

Es domingo; «Éste es el día
que hizo el Señor», es la Pascua,
día de la creación
nueva y siempre renovada.

Es domingo; de su hoguera
brilla toda la semana
y vence oscuras tinieblas
en jornadas de esperanza.

Es domingo; un canto nuevo
toda la tierra le canta
al Padre, al Hijo, al Espíritu,
único Dios que nos salva. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.

Salmo 62, 2-9. El alma sedienta de Dios

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.

Antífona 2: En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56. Toda la creación alabe al Señor

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio bendecid al Señor;
ejércitos del Señor bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor;
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre...)

Antífona 2: En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.

Antífona 3: Que los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya.

Salmo 149. Alegría de los santos

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Que los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya.

Lectura breve: Apocalipsis 7, 10. 12

¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero! La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Responsorio breve:

V. Cristo, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros. 
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros.

Cántico Evangélico (Benedictus):

Antífona (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
5to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Vosotros sois la luz del mundo; alumbre vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.
Ciclo B: Se levantó Jesús de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar.
Ciclo C: El Espíritu del Señor está sobre mí, me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.
 9no. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica –dice el Señor– se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena».
Ciclo B: ¿No es lo más apropiado para un sábado hacer lo bueno y salvarle la vida a un hombre?
Ciclo C: Señor, no soy yo quién para que entres bajo mi techo; dilo de palabra, y mi criado quedará sano.
13er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí», dice el Señor.
Ciclo B: Jesús se volvió y, al ver a la mujer, le dijo: «¡Ánimo, hija!, tu fe te ha curado.» Aleluya.
Ciclo C: Las zorras tienen madriguera y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
 17mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: El reino de los cielos se parece a la red que echan en el mar. Cuando está llena, la arrastran a la orilla y separan a los malos de los buenos.
Ciclo B: Un muchacho ofreció cinco panes de cebada y un par de peces. Jesús dijo la acción de gracias y los repartió, todo lo que quisieron.
Ciclo C: Si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?
21er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!»
Ciclo B: El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida.
Ciclo C: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha –dice el Señor–; es la puerta de la vida.»
25to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: El propietario salió al amanecer a contratar jornaleros para su viña.
Ciclo B: El Hijo del hombre tenía que morir y resucitar para salvar al mundo.
Ciclo C: Sed de fiar en lo menudo, y Dios os confiará lo que vale de veras.
29no. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. Aleluya.
Ciclo B: El que quiera ser grande entre vosotros sea vuestro servidor; y el que quiera ser el primero sea esclavo de todos.
Ciclo C: Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche.
33er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Nosotros somos hijos de la luz e hijos del día, por eso hemos de estar vigilantes, esperando la venida del Señor.
Ciclo B: Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento por toda la eternidad.
Ciclo C: Os perseguirán por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio; yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ningún adversario vuestro.
Benedictus:

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

(Se repite la antífona correspondiente)

Preces:

Glorifiquemos al Señor Jesús, luz que alumbra a todo hombre y Sol de justicia que no conoce el ocaso y digámosle:
¡Oh Señor, vida y salvación nuestra!

Creador del universo, al darte gracias por el nuevo día que ahora empieza,
-te pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección sea nuestro gozo durante este domingo.

Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad,
-y que tu sabiduría dirija hoy nuestras acciones.

Que, al celebrar la Eucaristía de este Domingo, tu palabra nos llene de gozo,
-y la participación en tu banquete haga crecer nuestra esperanza.

Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede,
-y vivamos durante todo el día en acción de gracias.

Padre nuestro...

Oración (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
5to. Domingo Tiempo Ordinario:
Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que sólo en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
 9no. Domingo Tiempo Ordinario:
Señor, nos acogemos confiadamente a tu providencia, que nunca se equivoca, y te suplicamos que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquellos beneficios que pueden ayudarnos para la vida presente y la futura. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
13er. Domingo Tiempo Ordinario:
Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz, concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
 17mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros los signos de tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros, que podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
21er. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
25to. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo, concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
29no. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
33er. Domingo Tiempo Ordinario:
Señor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.