Primeras Vísperas del Domingo de la Semana I del Salterio, en el Tiempo Ordinario


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno:

Como una ofrenda de la tarde,
elevamos nuestra oración;
con el alzar de nuestras manos,
levantamos el corazón.

Al declinar la luz del día,
que recibimos como don,
con las alas de la plegaria,
levantamos el corazón.

Haz que la senda de la vida
la recorramos con amor
y, a cada paso del camino,
levantemos el corazón.

Cuando sembramos de esperanza,
cuando regamos con dolor,
con las gavillas en las manos,
levantemos el corazón.

Gloria a Dios Padre que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.

Salmo 140, 1-9. Oración ante el peligro

Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.

Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.

Que el justo me golpee,
que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío
no perfume mi cabeza;
yo seguiré rezando en sus desgracias.

Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos
a la boca de la tumba.

Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.

Antífona 2: Tú eres mi refugio y mi lote, Señor, en el país de la vida.

Salmo 141. Tú eres mi refugio

A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.

Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.

Mira a la derecha, fíjate:
nadie me hace caso;
no tengo adonde huir,
nadie mira por mi vida.

A ti grito, Señor; te digo:
«Tú eres mi refugio
y mi lote en el país de la vida.»

Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.

Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Tú eres mi refugio y mi lote, Señor, en el país de la vida.

Antífona 3: El Señor Jesús se rebajó, y por eso Dios lo levantó por los siglos de los siglos.

Cántico de Filipenses 2, 6-11. Cristo, Siervo de Dios, en su misterio pascual

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: El Señor Jesús se rebajó, y por eso Dios lo levantó por los siglos de los siglos.

Lectura breve: Carta a los Romanos 11, 33-36

¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.

Responsorio breve:

V. Cuántas son Tus obras, Señor.
R. Cuántas son Tus obras, Señor.
V. Y todas las hiciste con sabiduría.
R. Tus obras, Señor.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Cuántas son Tus obras, Señor.

Cántico Evangélico (Magníficat):

Antífona (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
5to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Sed como la luz que alumbra a todos los de la casa..
Ciclo B: Al anochecer, cuando se puso el sol, llevaron todos los enfermos y endemoniados a Jesús, y él los curó.
Ciclo C: La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios.
 9no. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: No todo el que me dice: «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Ciclo B: El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado.
Ciclo C: Jesús, a ruegos de los ancianos, se fue a casa del centurión para curar a su criado.
13er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado», dice el Señor.
Ciclo B: Una mujer enferma tocó el manto de Jesús, e inmediatamente notó que su cuerpo estaba curado.
Ciclo C: Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén, para sufrir allí la pasión.
 17mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.
Ciclo B: Jesús, al ver que acudía mucha gente, dijo a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?»
Ciclo C: Estaba Jesús orando en cierto lugar; cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar.»
21er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Colgaré del hombro de mi siervo la llave de mi casa; lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá.
Ciclo B: El Hijo del hombre ha subido a donde estaba antes. Él es quien da vida al mundo.
Ciclo C: «Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria», dice el Señor.
25to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Dice el Señor: «Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.»
Ciclo B: El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí y al que me ha enviado.
Ciclo C: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
29no. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: De oriente a occidente no hay otro Dios fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.
Ciclo B: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar», dice el Señor.
Ciclo C: Moisés sostuvo en lo alto las manos, orando, hasta la puesta del sol.
33er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «Al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene», dice el Señor.
Ciclo B: El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.
Ciclo C: «A los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia», dice el Señor.
Magníficat:

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

(Se repite la antífona correspondiente)

Preces:

Glorifiquemos a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y supliquémosle, diciendo:
Escucha a tu pueblo, Señor.

Padre todopoderoso, haz que florezca en la tierra la justicia
-y que tu pueblo se alegre en la paz.

Que todos los pueblos entren a formar parte de tu reino
-y obtengan así la salvación.

Que todos los esposos cumplan tu voluntad, vivan en concordia
-y sean siempre fieles a su mutuo amor.

Recompensa, Señor a nuestros bienhechores
-y concédeles la vida eterna.

Acoge con amor a los que han muerto víctimas del odio, de la violencia o de la guerra.
-y dales el descanso eterno.

Padre nuestro...

Oración (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
5to. Domingo Tiempo Ordinario:
Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que sólo en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
 9no. Domingo Tiempo Ordinario:
Señor, nos acogemos confiadamente a tu providencia, que nunca se equivoca, y te suplicamos que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquellos beneficios que pueden ayudarnos para la vida presente y la futura. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
13er. Domingo Tiempo Ordinario:
Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz, concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
 17mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros los signos de tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros, que podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
21er. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
25to. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo, concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
29no. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
33er. Domingo Tiempo Ordinario:
Señor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.