Epifanías

(Mateo 2,11a: y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje)
¡Epifanía!
Se manifiesta
con su propuesta,
Él, cada día.

Pero es plural,
pues fueron varias
bien necesarias
venciendo el mal.

Lo hizo en Belén
a los pastores,
espectadores
de luz del bien;

y a aquellos magos
que desde oriente,
con luz al frente
traían halagos.

Dice en el Templo,
Simeón, el viejo,
viendo el reflejo:
"su luz contemplo".

Juan, en el río,
agua le ha echado,
lo ha bautizado
después de crío;
y el Santo Trío,
manifestado:
"este es mi amado,
el Hijo mío".

También Caná
con buena copa;
toda una tropa
vio gloria allá.

Y a tres amigos
se transfigura:
¡gloria en figura!
y ellos testigos.

Resucitado,
de gloria plena,
a Magdalena
a hablar la ha enviado.

Y en Emaús,
a un dúo que huía:
¡Epifanía!, 
llegó Jesús.

Los once, luego,
grupo temblando;
Jesús, llegando,
les trae sosiego.

¡Epifanías!,
varias de ayer
y hoy por doquier
viene el Mesías

y aún continúa
su Epifanía
abriendo vía,
y en ella actúa:

como el sediento,
o aquel sufrido
y su quejido,
es el hambriento
y el harapiento,
es el herido,
el perseguido
y el sufrimiento;

en Sacramento,
y en el Sagrario,
nos viene a diario
hasta en el viento.

Y a ti y a mí,
todos los días
Epifanías:
Jesús aquí.