así fue engendrado;
ya predestinado
para el Absoluto
que en un tiempo dado
por éste vendría;
y al mal vencería;
¡vientre inmaculado!
La virgen María:
la limpia doncella
que, por misión, ella,
pura nacería;
sin la obscura huella
de aquella caída
que arruinó la vida
haciéndonos mella.
A ella agradecida,
mi alma hoy aclama;
¡sin mácula!, llama
a la bendecida.
Amén.
Amén.