(Lucas 19,5: Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa»)
trayendo a todos perdón;
yo estaba lejos, ya no;
por mi nombre se me llama;
por mi nombre se me llama;
a nadie Dios le rechaza:
si se arrepiente el pecador,
le alcanzará la salvación
a él y a toda su casa.