¡Ya vete, penumbra!,
terror en la noche;
del mal, el derroche,
que me apesadumbra;
se oculten las bestias
y las alimañas
con sus malas mañas;
nocturnas molestias;
pues llega la aurora;
el cielo ya aclara
y al mundo depara
belleza creadora.
Me dice en su canto
el ave del nido:
la noche ha huido,
con su obscuro manto;
se acabe el espanto,
resurja esperanza;
a Dios la alabanza
viviendo un día santo.
Amén.