(Juan 10,27: Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen)
Señor Jesús, buen Pastor,
la escuché ayer, también hoy;
siempre la oiré, ¡tuya soy!;
tu dulce voz mana amor,
muy distinto al predador
que su llamada es un ruido.
Tu voz no es sólo sonido
desde las cuerdas vocales,
incluye, al ser especiales,
del corazón, el latido.
la escuché ayer, también hoy;
siempre la oiré, ¡tuya soy!;
tu dulce voz mana amor,
muy distinto al predador
que su llamada es un ruido.
Tu voz no es sólo sonido
desde las cuerdas vocales,
incluye, al ser especiales,
del corazón, el latido.