Cómo le hemos de recibir

(Isaías 1,3: El buey conoce a su amo y el asno, el pesebre de su dueño; ¡pero Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento!)
El Hijo del Absoluto
sobre un lecho de forraje;
y un reducido bestiaje
saluda el divino Fruto.

Ya desde el primer minuto,
tanto el buey como el jumento,
dan, de cuna, su alimento;
ninguno de ellos bruto
pues a Dios daban tributo.
Su ayuno sirve de cama
al niño que amor derrama;
y en un gesto religioso
en aquel instante hermoso
cada uno como que aclama.

Muy distinto, en una trama,
los "sabiondos" actuarían:
a Jesús no reconocerían,
condenándole en un drama
buscando apagar su llama;
una cruz darían por lecho,
no de paja ni de afrecho,
y el tributo sería el odio.
Sangriento y cruel episodio
con que, Él, nos salvaría, de hecho.

Se nos ha dado el derecho:
igual que entonces, decidir
cómo le hemos de recibir;
¡qué sea de nuestro provecho!

Amén.