Santidad

(Mateo 5,48: Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo)
¡Oh santidad anhelada!
cuán escabroso el camino
del que eres primer destino
en rumbo a la meta dada.

Eres ruta empinada
que, yo mismo, más inclino,
con mi propio desatino;
¡no eres cima irreal de hada!

No pido seas degradada
porque alcanzarte hoy no pueda;
¡es mi alma a ser izada!;

para que, a ti, ella acceda,
sé que Dios la ayudará
aunque requiera una rueda.

Amén.