A tus pies

(Lucas 10,38-39: Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra)
Señor, aquí estoy a tus pies;
que no me pretendan quitar,
pues yo no me habré de alejar;
cercano, yo quiero que estés.

Tu presencia aprovecharé;
es momento de contemplar,
aun sin palabras has de hablar
que mirándote escucharé.

Tareas importantes que hacer
eternamente las habrá;
esa faena luego vendrá,
primero me llena tu ser.

Amén.