Cuidado con una copa sucia

(Mateo 23,25: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!)
Cuidado con una copa sucia
que centelleante sea su exterior;
podría tener mugriento interior,
¡brillo por fuera, no da fiducia!;

porque su contenido se arruina,
no servirá por su mal sabor,
el ambiente lo inunda su hedor
y, a quien lo consume, contamina.

Por eso primero purifica
lo que tú tienes en el corazón
y actúa con la buena intención
que Dios a tu corazón le indica.

Amén.