Bienaventurado

(Mateo 5,2-3: Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos)
Sí, Señor, yo quiero ser un osado
de los que se lanzan en aventura,
aunque al procurar tu buena ventura
todo el mundo se me vaya del lado.

Me alivia hoy ser por ti consolado
y, después de esta vida tan dura,
espero la recompensa futura
por haber sido, tuyo, aventurado.

Amén.