No caben en una sola canasta

(lucas 1,41-42: Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!)
No caben en una sola canasta
los frutos del Espíritu en María;
seguro que un camión rebosaría
al recolectar su cosecha vasta.

A Isabel, llevó junto a su fragancia:
caridad, gozo y paz con alegría;
paciencia y mansedumbre fueron su guía;
bondad y dulzura con perseverancia;

fe, modestia, castidad y templanza.
¡Es el Espíritu actuando en María
que en frutera de Dios la convertía!
¡La Virgen Santa merece loanza!