Lectura orante del Evangelio del Viernes de la Semana 27 del Tiempo Ordinario: Lucas 11,15-26


Fuente de efluentes

Ven Espíritu, fuente de efluentes,
desciende a iluminar nuestras mentes
para así ablandar corazones
y purificar las intenciones;
con las Palabras de Dios orientes,
para convertirnos en agentes
del mensaje que hoy nos expones
convirtiéndolo ya en acciones.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 11,15-26: En aquel tiempo, después de que Jesús hubo expulsado un demonio, algunos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios». Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo.

Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?, porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: ‘Me volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar la encuentra barrida y en orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio».

b) Contexto histórico y cultural

En el Antiguo Testamento, Beelzebul, Belcebú, o Baal Zebub, se refiere a un dios pagano, específicamente de los filisteos; en el Nuevo Testamento el término se refiere a un espíritu maligno, usualmente identificado con Baal Zebub, siendo beel la forma aramea de Baal, una deidad pagana.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Sí, les diste una señal

Sí, les diste una señal
y fue tu propia presencia,
del Padre, divina esencia,
cuando viniste a salvar.

Pero al quererte tentar,
débil eres, ellos piensan,
y sus intenciones muestran:
pronto matarte querrán.

Yo no te pido señal;
me aparto de esa condena
por necio, al ponerte a prueba.
¡Tu amor!, ¿qué más he de buscar?

Amén.

3. Oración

¡Cállate y sal!

Ferozmente, Señor, ataca el mal
también a los que buscamos de Ti;
tentando, llama a su ambiente fatal;
por eso a lo malo que haya en mí,
hoy pido le digas: ¡Cállate y sal!

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A creer y confiar en Jesús,
se me invita en este día;
esa es mi acción,
con tu ayuda, Señor.
Amén.