Lectura orante del Evangelio del Viernes de la Semana 23 del Tiempo Ordinario: Lucas 6,39-42


Contigo quiero leer

Espíritu Santo ven,
dame tu divino saber,
pues contigo quiero leer
la Palabra de Dios para mi bien;
pues, yo sólo, no soy quien,
su misterio pueda entender;
haz que la pueda acoger
y la convierta en mi sostén.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 6,39-42: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo por encima del maestro. Todo discípulo que esté bien formado, será como su maestro. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo’, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano».

b) Contexto histórico y cultural

Continúan las enseñanzas de Jesús a sus discípulos y a toda la muchedumbre que le ha seguido, a quienes les dirige el Sermón del Llano; no mirar el defecto ajeno, sin reparar en en el propio, es parte del tema del pasaje de hoy.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Especialista en otros

Como especialista en otros
mi trabajo es minucioso
rastreo lo defectuoso:
lista de peros estotros;

busco sucio, polvo, piojo,
tacha y desperfecto todo,
hasta considerar lodo
una paja en cualquier ojo.

Yo mismo no me inspecciono
pues todavía no estoy loco;
en mi ojo una viga es poco;
¡no importa!; no lo menciono.

3. Oración

¿Por qué juzgo tanto?

¿Por qué juzgo tanto?
Oh, Señor, controla
ojos, mente y boca,
con los que quebranto;

y así evito el llanto
del hermano ahora,
y el mío en mi hora;
¡yo quiero ser santo!

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A no juzgar,
se me invita hoy;
a controlar la mente,
a tolerar con paciencia los defectos ajenos,
entendiendo que yo también tengo muchos;
esa es mi acción,
desde hoy,
con la ayuda de Dios.
Amén.