Lectura orante del Evangelio de la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz: Juan 3,13-17


Tu Espíritu Santo, Señor, invocamos en este momento de lectura en oración de tu Santa Palabra, para que nuestras mentes y nuestros corazones sean iluminados y ablandados para entender y acoger el mensaje que en este día nos comunicas con el Evangelio diario, y que animósamente lo convirtamos en obra en la vida de cada uno de nosotros. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Juan 3,13-17: En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él».

b) Contexto histórico y cultural

Nicodemo era un fariseo maestro en Israel y miembro del Sanedrín. que interesado en la doctrina de Jesús se le acerca bajo el amparo de la obscuridad de la noche para escuchar de primera mano sus enseñanzas. La expresión de Jesús, en el texto de hoy, de que Él "tiene que ser levantado" como Moisés elevo la imagen de la serpiente en el desierto, es una clara alusión a su triunfo en la cruz.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Maderos en cruz

Maderos en cruz con mala intención:
ser instrumentos de horror y dolor;
con fama fatal: muerte y maldición;
pretenden matar, de vida, al autor.

El Hijo de Dios dado en oblación,
muestra inequívoca de gran amor,
crucificado, hace bendición,
lo que antes era gran miedo y horror.

3. Oración

Te exaltamos hoy Santa Cruz

Te exaltamos hoy Santa Cruz,
estandarte del esplendor;
levantaste a nuestro Señor
que, del mundo, es siempre la luz;
eres podio hoy de Jesús,
y en ti miramos al Salvador;
te reconocemos dándote honor:
¡bendita eres, oh Cruz!

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A reconocerme salvado por Cristo,
mediante su muerte en la cruz,
por el inmenso amor de nuestro Padre Dios,
se me invita en este día.
Gracias Señor, por ese amor manifestado en la cruz.
Amén.