Lectura orante del Evangelio del Sábado de la Semana 23 del Tiempo Ordinario: Lucas 6,43-49


Derrama, Señor, sobre nosotros la acción de tu Espíritu Santo en este lapso de tiempo en que oraremos con tu Palabra, para que la acojamos de tal modo que se convierta en fuente de vida y salvación. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 6,43-49: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.

¿Por qué me llamáis: ‘Señor, Señor’, y no hacéis lo que digo? Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante: Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada. Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa».

b) Contexto histórico y cultural

Con el sustancioso Sermón del Llano, Jesús ha expuesto la esencia de su doctrina a sus discípulos y a toda la multitud que le siguió al monte a escucharle; pero aunque la gente quedó gratamente asombrada con sus palabras, establece que ponerlas en práctica es lo que garantiza la entrada al Reino de los Cielos.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Señor, Señor

Mucho en mí hay por corregir:
caminos en el error;
haber causado dolor;
desvíos, ni que decir.

No es falta de información:
tu Palabra dicha está
y en el aire fluye ya;
hoy me arrepiento, perdón;

de ella seré cumplidor,
erigiendo sobre roca;
y no sólo con la boca
llamarte ¡Señor, Señor!

Amén.

3. Oración

Ayúdame, oh Dios,
a construir la torre de mi fe
y de mi esperanza
en la base sólida de tu Palabra
y en la roca firme de la caridad;
que las acechanzas del enemigo
y las ilusiones pasajeras de este mundo
no me desvíen de buscar el verdadero señorío
que sólo está en tu Hijo Jesús.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

6. Acción

Tu Palabra me conduce hoy
a reconocerte como mi Señor,
no sólo de boca, sino de hecho:
con mi actuar y mi proceder;
poniendo en práctica tu mensaje
que es amor y es caridad.
Amén.