Lectura orante del Evangelio del Domingo (Ciclo A) de la Semana 14 del Tiempo Ordinario: Mateo 11,25-30


En este momento de oración con tu Palabra, pedimos, Señor, tu Espíritu Santo para que nos inspire, haciendo de tu agrado nuestros ruegos; para ello pedimos que aclare nuestras mentes y ablande nuestros corazones, para entender el mensaje que Tú nos haces llegar con el Evangelio de este día, y disponernos a convertirlo en acciones en nuestro diario vivir. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Mateo 11,25-30: En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

b) Contexto histórico y cultural

Jesús acaba de recriminar las ciudades de la región de Galilea por donde ha predicado profusamente con una cantidad de milagros impresionante, pero que se han resistido a la conversión; en contraposición, hace este llamado a los que están cansado para que acudan a él, con una invitación a imitarle en la sencillez, es decir en la mansedumbre y la humildad.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Yugo que libera

El tuyo, es yugo que libera
y que a la vez provee descanso;
todavía más: es un remanso,
pues, a Ti, es atadura buena.

Tu carga no sólo es ligera,
con ella no existe cansancio;
me ha librado de un duro fardo,
pues pesada era mi cadena.

Como Maestro, Tú que enseñas,
quieres que yo siga tus pasos:
humildad y también ser manso,
me has asignado de tarea.

Amén.

3. Oración

Lo he intentado
pero aún no he podido, Señor;
ven y transfórmame
con una dosis de mansedumbre
rebosante de humildad,
pues agotada está mi alma
y necesita descansar en ti.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A acudir a Jesús,
a descansar en Él,
tomando su suave yugo
y su ligera carga,
estoy invitado desde hoy;
es mi acción,
con la ayuda de Dios.
Amén.