1. Lectura
a) Texto del día
Mateo 11,25-27: En aquel tiempo, Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Mateo 11,25-27: En aquel tiempo, Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
b) Contexto histórico y cultural
En el Evangelio según San Mateo, luego de de las recomendaciones e instrucciones a sus discípulos en el discurso apostólico, Jesús parte para enseñar y predicar por ciudades de la región de Galilea; entre sus palabras, se encuentra este texto de hoy que es una oración de bendición al Padre por su predilección por los sencillos.
2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)
Te bendigo Padre
Yo también te bendigo Padre,
por haber enviado a tu Hijo
como hombre humilde y sencillo
que no presumió de ser grande.
Hablando en el mismo lenguaje,
el Cristo, de origen divino,
a los desviados del camino
se les acercó como iguales.
De hoy, soy de los miserables,
aquellos los muy pequeñitos,
a quienes Él ha prometido
que les revelaría a su Padre.
Los que presumen de sabios
Los que presumen de sabios
creyéndose inteligentes
y con "prodigiosas mentes",
se van a cerrar los labios
al no bastar los resabios
de sus palabras hirientes,
al saber que los carentes
ven a Dios más que a diario
y objeto destinatario
son de saberes ingentes.
Yo también te bendigo Padre,
por haber enviado a tu Hijo
como hombre humilde y sencillo
que no presumió de ser grande.
Hablando en el mismo lenguaje,
el Cristo, de origen divino,
a los desviados del camino
se les acercó como iguales.
De hoy, soy de los miserables,
aquellos los muy pequeñitos,
a quienes Él ha prometido
que les revelaría a su Padre.
Los que presumen de sabios
Los que presumen de sabios
creyéndose inteligentes
y con "prodigiosas mentes",
se van a cerrar los labios
al no bastar los resabios
de sus palabras hirientes,
al saber que los carentes
ven a Dios más que a diario
y objeto destinatario
son de saberes ingentes.
3. Oración
Más abajo, bien bajito
Más abajo, bien bajito,
no en la cima, ni en lo alto;
nunca allá tan encumbrado
que no vea al chiquito.
Ser, de ti, un simple burrito,
sea, Señor, lo que yo aspire;
fue tu ejemplo, que él me inspire,
no las mieles del dominio
que procuran exterminio
de oponente que respire.
Amén.
Más abajo, bien bajito,
no en la cima, ni en lo alto;
nunca allá tan encumbrado
que no vea al chiquito.
Ser, de ti, un simple burrito,
sea, Señor, lo que yo aspire;
fue tu ejemplo, que él me inspire,
no las mieles del dominio
que procuran exterminio
de oponente que respire.
Amén.
4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).
5. Acción
Hacerme pequeño,
disminuir ahora,
para que Jesús me muestre
las grandezas divinas,
se me exhorta hoy;
¡pequeñito soy!
¡muéstrame al Padre, Señor!
Amén.
disminuir ahora,
para que Jesús me muestre
las grandezas divinas,
se me exhorta hoy;
¡pequeñito soy!
¡muéstrame al Padre, Señor!
Amén.