Ven, Espíritu, en unción,
al escuchar mi clamor;
inúndame con tu amor
inspirando mi oración:
¡que salga del corazón!,
y que para hacerlo se abra
por la acción de la Palabra
de Dios que es penetrante;
ese instrumento cortante
que puede hacerme una labra.
Amén.
1. Lectura
a) Texto del día
Mateo 8,23-27: En aquel tiempo, Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero Él estaba dormido. Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?». Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?».
Mateo 8,23-27: En aquel tiempo, Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero Él estaba dormido. Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?». Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?».
b) Contexto histórico y cultural
Después de una prolongada predicación, de toda una mañana y su tarde, a orillas del mar, dirigida desde una barca a la muchedumbre que estaba en la orilla, Jesús pide conducir la embarcación a la otra rivera del lago. Aunque ha trabajado mucho, sabe que tiene que continuar su trabajo; no puede parar. Aprovecha la travesía para hacer una pausa y descansar, disponiéndose a dormir, antes de continuar su redentora faena.
2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)
En la barca duermes
Veo cómo en la barca duermes
cansado, eterno viajero,
y cómo al divino sueño
bravas olas estremecen
sin conseguir que Tú ceses
seguir en pos de tu anhelo.
Igual confianza yo quiero:
tranquila tener la mente,
cuando, por tu causa, enfrente
los impetuosos vientos.
Y para combatir miedos,
ejemplos diste a la gente;
al decir: "Calla, enmudece",
viento y mar se adormecieron.
Contigo, también yo puedo;
porque es a Ti que obedecen.
Amén.
Veo cómo en la barca duermes
cansado, eterno viajero,
y cómo al divino sueño
bravas olas estremecen
sin conseguir que Tú ceses
seguir en pos de tu anhelo.
Igual confianza yo quiero:
tranquila tener la mente,
cuando, por tu causa, enfrente
los impetuosos vientos.
Y para combatir miedos,
ejemplos diste a la gente;
al decir: "Calla, enmudece",
viento y mar se adormecieron.
Contigo, también yo puedo;
porque es a Ti que obedecen.
Amén.
3. Oración
Confianza y fe
Confianza y fe en ti me pides,
Señor, en la tempestad;
confiar en que me acompañas
y, en tus manos, todo está;
tener fe, aunque parezca
esta barca zozobrar.
Amén.
Confianza y fe en ti me pides,
Señor, en la tempestad;
confiar en que me acompañas
y, en tus manos, todo está;
tener fe, aunque parezca
esta barca zozobrar.
Amén.
4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).
5. Acción
Confiar en Dios
ante tantas tormentosas amenazas
que pretenden estremecer mi fe,
es mi acción en este día.
Esforzarme y pedir siempre más fe
tiene que ser una meta permanente.
Amén.
ante tantas tormentosas amenazas
que pretenden estremecer mi fe,
es mi acción en este día.
Esforzarme y pedir siempre más fe
tiene que ser una meta permanente.
Amén.