Lectura orante del Evangelio de la Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo: Juan 6,51-58 (Ciclo A), Marcos 14,12-16.22-26 (Ciclo B), Lucas 9,11b-17 (Ciclo C)


Señor, al disponernos a orar con tu Palabra, te pedimos una efusión especial de tu Espíritu Santo para que nos conduzca en este instante en que queremos que nos hables al corazón con el Evangelio de este día; que el divino pedagogo que Tú nos has dejado, y que ahora invocamos su acción en nosotros, nos lleve a recibir tu mensaje de un modo tal, que lo convirtamos en obra en la vida de cada uno de nosotros. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Juan 6,51-58 (Ciclo A): En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo». Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre».

Marcos 14,12-16.22-26 (Ciclo B): El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?». Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: «Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle y allí donde entre, decid al dueño de la casa: ‘El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?’. Él os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí los preparativos para nosotros». Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua. Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: «Tomad, éste es mi cuerpo». Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: «Ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba de nuevo en el Reino de Dios». Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.

Lucas 9,11b-17 (Ciclo C): En aquel tiempo, Jesús les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado». Él les dijo: «Dadles vosotros de comer». Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente». Pues había como cinco mil hombres. Él dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta». Hicieron acomodarse a todos. Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.

b) Contexto histórico y cultural

El pasaje del Evangelio según San Juan que se lee en el ciclo A, proviene del discurso del Pan de Vida que Jesús dirige en la sinagoga de Cafarnaum a los judíos que habían malinterpretado el signo de la multiplicación de los panes; en tanto que el texto del Evangelio según San Marcos que se lee en el ciclo B, acontece en el ambiente de la Última Cena de Jesús con sus discípulos en Jerusalén; finalmente, el pasaje del Evangelio según San Lucas correspondiente al ciclo C, se refiere a la multiplicación de los panes que Jesús realiza en la proximidad de una ciudad llamada Betsaida.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

El Cordero sin tacha

El Cordero sin tacha
en mesa espiritual,
alimento sin par
para el hambre del alma.
Toda el ansia me calma,
me eleva en espiral;
si es comida habitual,
para siempre me cambia,
y Él, que tanto me ama,
la vida eterna me da.

Ante la presencia eucarística

Hoy aquí ante la presencia eucarística
en la cercanía del Pan de los Cielos,
es un torrente de paz que yo siento
en una comunicación tan íntima.

Jesús, en esta humilde especie física
se queda como fuente de consuelo
de los que estamos en gran desespero,
sin que pierda Él su grandeza intrínseca.

Por eso hoy al que, por mi, fue la victima,
yo aquí en adoración le venero
mientras que con su presencia me lleno
en una indescriptible aura tan mística.

3. Oración

Te alabo, te bendigo, y te glorifico,
Jesús, presente en la Eucaristía;
gracias por quedarte entre nosotros,
dándote como Pan bajado del Cielo,
fortaleza y soporte en las dificultades,
alimento para nuestro camino al Padre.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A acudir a Jesús,
presente en la Eucaristía,
a alimentarme con Él,
estoy invitado en este día...
...y siempre;
eso haré, con la ayuda de Dios.
Amén.