Lectura orante del Evangelio del Viernes de la Semana 6 de Pascua: Juan 16,20-23a


Tiempo de oración

Tiempo de oración,
danos tu efusión
Espíritu de Dios;
necesitamos de tu acción,
ilumínanos, Señor,
para conocer la intención
de nuestro Padre Dios
en la Palabra de hoy;
y que nuestro corazón,
con sincera conversión
la asuma en su interior
y la viva con amor.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Juan 16,20-23a: En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada».

b) Contexto histórico y cultural

Conociendo la tristeza que habría de embargar el ánimo de sus discípulos en el momento de la prueba de tener que ver a su Maestro vejado, humillado y asesinado, Jesús les anima a la perseverancia de que luego de ese doloroso episodio habría de volver a ellos triunfante, lo cual tornaría su decaimiento en alegría permanente.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Aleluya

Había tristeza con trastorno mucho;
repetían las mentes aquel dolor
en medio de tu extremada pasión;
parecía ganar el mal del mundo.

Pero gran alegría quitó el luto
cuando la vida le gana a la muerte
y ya resucitado al mundo vuelves
manifestando que tu luz se impuso.

Tan inmenso es el gozo por tu triunfo,
que es una fiesta que tengo interior;
y rebosante de gran emoción,
cantándote ¡Aleluya! yo te exulto.

3. Oración

La victoria es tuya

La victoria es tuya,
mía la salvación;
en resurrección
se oiga el aleluya.

Me da alegría:
¡sigue nuestra alianza!
Muy grande esperanza
das al alma mía,
pues abres la vía
que a tu Reino alcanza.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Este es un tiempo de gozo;
invitado estoy a continuar alegre
porque tenemos al Señor con nosotros;
seguir alegre, siempre alegre,
es mi acción, con la ayuda de Dios.
Amén.