Lectura orante del Evangelio del Sábado de la Semana 3 de Pascua: Juan 6,60-69


En esta oportunidad que nos concedes para orar con tu Palabra, te pedimos, Señor, que nos concedas la abundancia de tu Espíritu Santo para que nos proporcione la sabiduría y el entendimiento para entender y acoger el mensaje que nos envías en este día, y para que nos anime a convertirlo en obra en la vida. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Juan 6,60-69: En aquel tiempo, muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?». Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?. El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen». Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre».

Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él. Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

b) Contexto histórico y cultural

El discurso del Pan de Vida pronunciado en la sinagoga de Cafarnaúm, con el que Jesús explica a los testigos presenciales de la multiplicación de los panes el correcto significado de ese signo, culmina con el abandono de muchos de los seguidores del Maestro, pero con una confirmación de fe, por parte de Pedro en nombre de los que perseveraron.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Tus palabras

Señor, no; yo no me iré de tu lado,
pues nutritiva es tu enseñanza;
soy como un niño que está en la crianza
y con tu instrucción es alimentado.

Pobres de aquellos en que hay desencanto
de tus palabras, que ahora rechazan,
perdiéndose hoy cuanto ellas avanzan
a quien te cree, de Dios, el Hijo santo.
Espíritu y vida, ¡vitales tanto!,
son dones que tus palabras alcanzan.

3. Oración

Quedito así, así

Señor, es sólo a ti
a quien he de acudir
para, tu voz, oír,
hablando sólo a mí,
quedito así, así...,
y en tu sueño dormir.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A acudir a Jesús
para escuchar su Palabra de vida
y mantenerme firme en la fe a Él,
estoy invitado hoy y siempre;
esa es mi acción con el auxilio de Él.
Amén.