1. Lectura
a) Texto del día
Juan 10,22-30: Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».
Juan 10,22-30: Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».
b) Contexto histórico y cultural
Este pasaje acontece en el Templo de Jerusalén en ocasión de una de las fiestas religiosas judías, la fiesta de la Dedicación, que no era una festividad de peregrinación obligatoria, y que había sido instituida como una purificación al Templo por los Macabeos, luego de expulsar las tropas del rey Antíoco Epifanes, quienes habían profanado ese lugar. Jesús ha sido abordado por los judíos con la pregunta de si Él es el Mesías; la respuesta afirmativa, en la que prosigue con el tema del buen Pastor, habrá de ocasionar la ira y agresión de los judíos al Señor.
2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)
Buen Pastor
Escuché una canción,
solícito Buen Pastor,
que me llega al corazón
calmando todo temor;
me quita toda aflicción
y me hace sentir amor;
Escuché una canción,
solícito Buen Pastor,
que me llega al corazón
calmando todo temor;
me quita toda aflicción
y me hace sentir amor;
es una composición
cantada con mucho ardor.
La letra es de salvación
sobre un Pastor redentor
que nos ama con pasión
y que es nuestro protector.
Al oír la entonación,
supe que eres el cantor;
es tu voz, sin confusión,
Jesucristo, buen Pastor.
3. Oración
cantada con mucho ardor.
La letra es de salvación
sobre un Pastor redentor
que nos ama con pasión
y que es nuestro protector.
Al oír la entonación,
supe que eres el cantor;
es tu voz, sin confusión,
Jesucristo, buen Pastor.
3. Oración
Señor Jesús, buen Pastor
Señor Jesús, buen Pastor,
la escuché ayer, también hoy;
siempre la oiré, ¡tuya soy!;
tu dulce voz mana amor,
muy distinto al predador
que su llamada es un ruido.
Tu voz no es sólo sonido
desde las cuerdas vocales,
incluye, al ser especiales,
del corazón, el latido.
Amén.
Señor Jesús, buen Pastor,
la escuché ayer, también hoy;
siempre la oiré, ¡tuya soy!;
tu dulce voz mana amor,
muy distinto al predador
que su llamada es un ruido.
Tu voz no es sólo sonido
desde las cuerdas vocales,
incluye, al ser especiales,
del corazón, el latido.
Amén.
4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).
5. Acción
A escuchar la voz del Señor,
a reconocer a Jesús como mi guía,
mi pastor y mi salvador
estoy invitado a partir de hoy;
es mi compromiso, mi acción.
Amén.
a reconocer a Jesús como mi guía,
mi pastor y mi salvador
estoy invitado a partir de hoy;
es mi compromiso, mi acción.
Amén.