Lectura orante del Evangelio del Lunes de la Semana 7 de Pascua: Juan 16,29-33


Ven, Espíritu, en unción

Ven, Espíritu, en unción,
al escuchar mi clamor;
inúndame con tu amor
inspirando mi oración:
¡que salga del corazón!,
y que para hacerlo se abra
por la acción de la Palabra
de Dios que es penetrante;
ese instrumento cortante
que puede hacerme una labra.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Juan 16,29-33: En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios». Jesús les respondió: «¿Ahora creéis? Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo».

b) Contexto histórico y cultural

En el marco de la conversación de sobremesa de la Última Cena se escucha hoy la voz de los discípulos, aunque algo retardada, hay una dosis de fe; las palabras del Señor han surtido su efecto, aunque no impedirán el abandono inicial, por parte de ellos, a Jesús en el momento culminante de la pasión que ya comienza.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

¡Ánimo! ¡Cuánto lo necesitamos!

¡Ánimo! ¡Cuánto lo necesitamos!
tanto en el festejo, como en la prueba
no dejemos que la esperanza muera,
pues, que no haya paz, lo procura el diablo;

aunque él, de la maldad, es el amo,
ya, a su embate, tenemos defensa;
contigo, ya no seremos su presa,
porque contra él, Señor, has triunfado.

3. Oración

Paz

Paz que anime al confundido
que, desorientado, es triste,
como a tus amigos diste,
es lo que hoy, Señor, te pido.
¡Desconcierto y mucho ruido,
el mundo está atribulado!;
¿dónde está la paz que has dado?
¡Aunque aún reine la malicia,
hazme tuya tu justicia
para ser pacificado!

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Al ánimo se me invita hoy;
animado estoy,
donde quiera que voy,
en el Señor.
Amén.