Lectura orante del Evangelio de la Solemnidad de la Ascensión del Señor (Ciclo A): Mateo 28,16-20


Espíritu de Dios

Espíritu de Dios
y de Jesús el Señor,
danos ahora el saber
y capacidad de entender
al leer en oración
el Evangelio de hoy;
y que lo podamos acoger
para transformar nuestro ser.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Mateo 28,16-20: En aquel tiempo, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

b) Contexto histórico y cultural

La ascensión del Señor culmina la presencia física del Hijo de Dios en la tierra; una comunidad, la Iglesia, ha sido constituida y sus primeros componentes reciben la instrucción de expandirla por el mundo entero; desde ese momento la fe hará presente al Señor cuando se reúnan en su nombre, y el Espíritu Santo actuará constantemente en ella.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

En la Ascensión

En la Ascensión hay fiesta;
es júbilo universal;
de la salvación, el plan,
culmina con esta pieza.

Hoy subes desde la tierra
adonde estuviste ya;
alta gloria se te da,
tu Padre te la reitera.

Ahí vas, pero te quedas,
tu Espíritu mandarás;
un regalo en el que estás
Tú, entonces no te alejas.

3. Oración

Más alto que toda nube

Más alto que toda nube,
allá en la entrada del cielo,
una danza en pleno vuelo
de un jubiloso querube
acompaña cuando sube
a Cristo que al Padre llega;
y, desde aquí, en una vega:
"súbeme, Señor, contigo
al indultar mi castigo",
mi alma, arrepentida, ruega.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A asumir mi función de miembro de la comunidad de Cristo,
como cristiano que soy,
y anunciar a un Jesús resucitado y glorificado,
estoy invitado en el día de hoy;
esa es mi acción,
con la ayuda de Dios.
Amén.