¡Oh bienestar en el poniente!
¡Qué cerca estamos del secreto
velar de Dios, vivo y despierto!
¡Qué cerca estamos de la muerte!
¡Qué abandono dulce, qué triste
júbilo ver cómo las cosas
en el trasluz se hacen más hondas,
y la benigna noche aflige
el corazón. Sazón de siglos
que se dispersan en lo oscuro,
porque la noche es su fin último
y en ella encuentran su destino!
¡Paz infinita! ¿Nos dormimos
en Dios, despierto? Di, atardece.
¡Oh Dios inmenso, gran Dios íntimo
tan hondamente trasparente!
¡Qué cerca estamos de la muerte!